Dulce vida… sin azúcar

10 febrero, 2021

El azúcar influye en la salud de nuestros peques y en su comportamiento

Como parte del Proyecto Alinfa, trabajamos junto a centros de investigación en la sustitución del azúcar de los yogures por especias, avena y frutas deshidratadas

Imagen de la guía elaborada por el Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN)

Nos hemos acostumbrado a una dieta edulcorada. A nuestras papilas gustativas ya cualquier dulzor les sabe a poco, y es que en el día a día, tomamos azúcar hasta en la sopa (literalmente).

Según el estudio Anibes, los españoles ingerimos una media de 71,5 gramos de azúcar diariamente, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un máximo de 25 gramos.

Asociamos el azúcar al que se toma a cucharadas, pero no nos damos cuenta de que existe otro azúcar peligroso que está escondido y disimulado. Incluso en los productos que se autodeclaran “sin azúcar añadido”.

Todo empieza cada mañana con los cereales industriales, galletas o magdalenas del desayuno acompañados de leche con cacao; sándwich con zumo envasado para el recreo; y batidos, refrescos o bollerías para la merienda, y, cuando la prisa aprieta, pizza, salchichas o cualquier otro producto procesado a la hora de cenar.

No nos solemos fijar en el etiquetado, aunque es verdad que muchos tan solo advierten de la presencia de sacarosa, fructosa, dextrosa, pero no la cantidad exacta. Algunas iniciativas como www.sinazucar.org analizan las cantidades que contiene cada alimento.

¿Sabías que según el etiquetado, un yogur de frutas incluye 4 terrones de azúcar, un brik de salsa de tomate otros tantos; un desayuno de cereales infantiles 4,6 terrones; un refresco de cola 13 terrones y un café con nata y sirope de chocolate 20?

Amarga para la salud

Azúcar, azúcar y más azúcar que pone en riego la salud de todos, principalmente la de los más pequeños. No se trata solo de caries y obesidad, sino de las enfermedades derivadas como diabetes tipo 2 o dolencias cardiovasculares. Según la comunidad científica, estos hábitos alimentarios van a provocar la primera generación de jóvenes con una esperanza de vida menor a la de sus padres.

Sin ir más lejos, una mala absorción del azúcar de los zumos de fruta, especialmente cuando se consumen en cantidades excesivas o incluso moderadas en bebés y niños susceptibles, puede provocar diarrea crónica, flatulencia, distensión y dolor abdominal, y retraso en el crecimiento.

¿Y cómo influye el azúcar en el comportamiento de los niños?

Si bien hay estudios que demuestran que el azúcar no produce directamente un aumento del comportamiento hiperactivo en los niños, sí que los cambios en los niveles de azúcar en la sangre repercuten en la liberación de adrenalina, lo que afecta al comportamiento y al rendimiento.

Como parte del Proyecto Alinfa, estamos avanzando junto a centros de investigación en la sustitución del azúcar por especias, avena, frutas deshidratadas, etc, para poder ofrecer yogur natural sin ningun tipo de edulcorante en nuestros comedores.

Los impactos de azúcar en los sistemas de recompensa del cerebro hacen que su consumo se perciba como algo placentero, y con el tiempo se entumecen los receptores del neurotransmisor de la dopamina, que es clave para sentir satisfacción. Cuando se reduce la tolerancia al azúcar se necesita cada vez más para poder alcanzar los mismos niveles de satisfacción, como destaca un artículo de www.etapainfantil.com.

Además, el azúcar causa una fluctuación de hormonas en la sangre y cuando pasan unas cuatro horas después de comer, los niveles bajan y la adrenalina entra en acción, pudiendo generar momentos de impulsividad y menor concentración.

Por lo tanto, si su dieta es baja en azúcares podremos reducir la intensidad de estos cambios fisiológicos y de conducta. Debemos apostar por potenciar hábitos de vida saludables desde la infancia.

En realidad, ¿necesitamos dulcificar nuestras comidas?

Imagen de la guía elaborada por el Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN)

No es necesario consumir azúcares añadidos de ningún tipo, puesto que la glucosa que necesita el organismo como fuente de energía, proviene, fundamentalmente, de los alimentos farináceos (pan, patata, pasta, arroz…), la fruta, algunas hortalizas, las legumbres, y la leche y el yogur.

Es cierto que hay una predisposición innata desde que nacemos a los alimentos dulces, pero la elección y las preferencias alimentarias no sólo están influenciadas por la genética, sino también por la disponibilidad de alimentos y por las influencias culturales y de los padres.

Los niños suelen rechazar los alimentos nuevos, especialmente los amargos, hortalizas y alimentos proteicos, pero la aceptación de nuevos alimentos puede mejorarse mediante la exposición a una variedad de sabores.

Trabajamos por unos yogures libres de azúcares

Minimizar la cantidad de azúcar que añadimos manualmente, por ejemplo, en los yogures y sustituirla por compota de fruta sin azúcar, fruta triturada o dados de fruta madura es una buena práctica para comenzar a saborear la salud.

A este respecto, en Comedor Saludable ya servimos yogures sin azúcar, incluso ecológicos, en algunos de nuestros centros educativos. Además, como parte de la línea estratégica y de I+D del Proyecto Alinfa en el que participamos, estamos avanzando junto a centros de investigación de referencia en la sustitución del azúcar por especias, avena, frutas deshidratadas, etc, para poder ofrecer yogur natural sin ningun tipo de edulcorante añadido en todos nuestros comedores.

Más trucos

Otra pauta básica sería reducir al máximo la ingesta de alimentos procesados y ultraprocesados, en especial bebidas azucaradas y energéticas, bollería, galletas, cereales del desayuno, postres lácteos azucarados, batidos de leche o de fruta azucarados y, evidentemente, pasteles, helados, golosinas, etc, tal y como destacan tammbién en La Guía Pequeños Cambios para Vivir Mejor de la Agencia de Salut Pública de Catalunya.

Los estudios han demostrado que reemplazar el azúcar libre con edulcorantes no nutritivos o no calóricos (edulcorantes artificiales, edulcorantes bajos en calorías y edulcorantes no calóricos) se asocia con un menor aumento de peso y valores de IMC más bajos a corto plazo, pero aún no se conoce bien el impacto de los edulcorantes sobre la salud metabólica a largo plazo.

Lo mejor, como siempre insistimos, incidir en el consumo de producto fresco y de temporada para cuidar de nuestra salud y la de los nuestros.

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